Seguro que las elecciones del 4 de noviembre son el principio del fin, o quizás el arranque de la campaña presidencial.
Mucho se especuló de que la ex primera dama Hilarry Clinton calibra su opción como sucesora de Obama. Pero hay que preguntarse si ella resistirá una nueva derrota, la primera se la propinó el mismo Obama en las primarias al interior del partido Demócrata.
La abuelita Clinton, tendrá que tomar una Dura decision, tal como se llama su reciente best seller ¨Hard Choises¨y decidirse si se dedica a cuidar de la nieta o se enfrenta a una incierta carrera electoral, frente a los Republicanos.
Aunque parezca crónica de una derrota anunciada, el cambio de mando en la mayoría del Congreso estadounidense será un plato roto que nacionales y extranjeros tendrán que pagar.
Al presidente Barack Obama se le vio agobiado el miércoles 5, aunque intentando mantener el barco aflore, mientras reconocía que se le fue la oportunidad de actuar.
No lo hizo en sus primeros seis años de gestión y seguro que los dos que le restan no alcanzarán para aliviar el malestar de los electores que sienten que ninguno de los partidos tradicionales en Washington está dispuesto a ayudar a los 11 millones de inmigrantes sin documentos que estaban esperanzados en que algún día podrían votar por quien les diera la mano ahora que su voto es ciego, sordo y mudo, porque no tienen derecho para elegir.
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